El embarazo y la adolescencia: una realidad de las juventudes

El embarazo adolescente es una problemática social que repercute a nivel nacional, pues cuando una adolescente se embaraza, cambia la dinámica no solo de su vida, sino también de su ambiente familiar y comunal, esta realidad nacional se puede ver reflejada en información recopilada de manera colaborativa por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) (2021) los cuales indican que:  

Para el 2020, los nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años equivalen a un 10,2% de los nacimientos totales, en 2000 era un 20,5%. Si se analiza según la tasa, se puede observar que 32 de cada 1 000 mujeres entre 15 a 19 años tuvo un nacimiento, en el 2000 eran 86 por cada mil. (p.5) 

Lo anterior, refleja una necesidad sentida para intervenir directamente con la población para la potencialización de factores protectores que permitan mejorar el bienestar integral de las jóvenes madres y sus hijos en la línea del interés superior de la persona menor de edad, y, desde este particular, la dinámica gubernamental debe de verse evidenciada , pues es de importancia la participación activa de la población en el desarrollo de los procesos que se realizan para su mediación, siendo que “Para el año 2019, se dieron 8 041 nacimientos en niñas y adolescentes de 19 años o menos. En 1420 de los casos, las niñas o adolescentes reportaron que ya tenían otro hijo o hija (17,7%)” (Parr.11), en relación a cifras actuales, solo en el primer trimestre del 2023 “El Ministerio de Educación Pública (MEP) ha realizado casi 100 denuncias por casos de embarazo adolescente al Patronato Nacional de la Infancia (PANI)”. (Cordero, 2023, par.1).

La problemática del embarazo adolescente impacta a todo el país.  Si bien es cierto existen zonas en las cuales la prevalencia es mayor que otras, es de importancia abarcarla desde un proceso preventivo, siendo que la misma puede poner en riesgo la vida de la madre adolescente, además, la problemática puede generar factores que pongan en riesgo la salud integral y bienestar de la población en mención, así se evidencia en el informe del  “Sistema de información estadística sobre características sociodemográficas de los nacimientos en Costa Rica, 2000-2021, con énfasis en niñas y adolescentes” realizado por el INEC y UNFPA (2021) los cuales indican que:

la maternidad temprana involucra mayores riesgos para la salud de la madre y del(a) niño(a) y, por lo tanto, mayores costos asistenciales en salud. Adicionalmente, los embarazos tempranos se asocian con abandono escolar y menor rendimiento escolar. Un menor nivel educativo limita las oportunidades laborales de la mujer, llevando a menores niveles de participación en el mercado de trabajo formal, menores niveles de remuneración y, con frecuencia, a vivir con una gran carga de trabajo doméstico no remunerado. (p.5)  

La educación es un elemento fundamental de la formación consiente de las personas en su análisis crítico, preocupa que los embarazos en edad tempranas como lo es la adolescencia tengan repercusiones en aspectos educativos, siendo que: 

el 65% de las niñas madres reportan tener algún nivel de secundaria, el 16,2% tener primaria completa, el 14,7% primaria incompleta y en 2,5% reporta no contar con ningún nivel educativo cursado. En el caso de las adolescentes el 15% reporta contar con secundaria completa, el 61,8% secundaria incompleta, el 11% primaria completa y el 5,5% primaria incompleta. 36 adolescentes reportan no contar con ningún nivel educativo cursado. (INEC y UNFPA ,2021, p. 5). 

Los datos estadísticos y las repercusiones citadas son alarmantes cuando se vincula esta problemática a las relaciones impropias y la violencia sexual de las cuales son víctimas las personas mejores de edad en el país, lo cual puede catalogarse como un acto de negligencia social tomando en consideración que “Aunque se reporta solo el 1,8% de nacimientos en el marco de relaciones impropias, en el 75,4% de los nacimientos no se registró la edad padre o bien no se declaró al padre. Este dato debe analizarse a mayor profundidad dado que podrían estar ocultando las relaciones impropias que viven las adolescentes con hombres adultos.” (INEC y UNFPA, 2021, p.6). 

Es a partir de las repercusiones que traen consigo los embarazos en niñas y adolescentes en los ámbitos físicos, psicológicos y sociales, que se requiere la intervención social, en la cual puede destacarse la disciplina de Trabajo Social como una profesión que brinda estrategias y herramientas a las personas a nivel individual, grupal y comunal, de manera que puedan sobrellevar las problemáticas sociales experimentadas, La generación de habilidades como la resiliencia para la vida; mediante la línea de educación para la salud y la promoción social son esenciales para el desarrollo de la salud de forma integral, procurando así el bienestar desde los principios de justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respecto a la diversidad, como parte fundamental del ejercicio profesional a realizarse con la población en busca de visualizar la problemática y la lucha por sus derechos.