Universidad Libre de Costa Rica
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Día Internacional de la Mujer
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, conmemora a las mujeres que murieron en la protesta de una fábrica textil en Nueva York, donde denunciaban las paupérrimas condiciones laborales. Sin embargo, no fue hasta 1975 que la ONU reconoció oficialmente esta fecha.
En Costa Rica, se han logrado avances importantes en el reconocimiento de los derechos laborales de las mujeres. Por ejemplo, el país ha implementado una licencia de maternidad de cuatro meses por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y el empleador. Además, la ley protege a las mujeres embarazadas contra el despido, salvo por causa justificada y avalada por el Ministerio de Trabajo.
Asimismo, la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia protege a las mujeres del acoso en sus lugares de trabajo. No obstante, muchas víctimas no denuncian por miedo a represalias o por desconocimiento de sus derechos.
En los últimos años, ha aumentado la presencia de mujeres en cargos gerenciales y en política. Costa Rica ha implementado políticas de equidad de género en el ámbito político y empresarial, como la paridad en candidaturas. Sin embargo, aún persisten barreras para que las mujeres accedan a puestos de liderazgo en el sector público y privado.
Estos avances nos invitan a reflexionar sobre las condiciones laborales actuales de las mujeres en el país. Si bien ha habido progreso, persisten brechas significativas en el acceso al empleo. Según la Encuesta Continua de Empleo del primer trimestre de 2024 del INEC, la tasa de participación en la fuerza laboral es del 68 % para los hombres, mientras que para las mujeres es solo del 43 %. Esta diferencia se debe, en gran medida, a los estereotipos de género y a la carga desproporcionada de responsabilidades de cuidado que asumen las mujeres.
La pandemia impulsó el teletrabajo, lo que permitió a muchas mujeres continuar trabajando desde casa. Sin embargo, esto también incrementó la carga de trabajo doméstico y de cuidado, generando, en muchos casos, jornadas laborales triples. Aunque algunas empresas han adoptado horarios flexibles y programas de apoyo para madres trabajadoras, estas medidas aún no son generalizadas.
El informe del INEC (2024) también estima que el subempleo afecta al 2,5 % de los hombres y al 3,9 % de las mujeres, lo que indica que una mayor cantidad de mujeres se encuentra en empleos informales o de baja remuneración, como el servicio doméstico y el comercio informal. Además, persisten brechas salariales, ya que muchas mujeres ganan menos que los hombres en los mismos puestos.
Otro desafío pendiente es la participación femenina en áreas de ciencia y tecnología, donde el ingreso y la permanencia de las mujeres siguen siendo bajos. Estas desigualdades salariales y de acceso al empleo no han sido superadas, ya que existen barreras estructurales y simbólicas que dificultan la equidad.
Las barreras estructurales incluyen la sobrecarga de trabajo doméstico, el apoyo escolar a menores de edad y las dificultades para acceder y permanecer en la educación superior. Por otro lado, las barreras simbólicas se reflejan en prejuicios y comentarios que cuestionan la capacidad de las mujeres en puestos de poder o en áreas científicas y tecnológicas. A menudo se minimizan los logros femeninos, mientras que las dobles jornadas laborales que enfrentan pasan desapercibidas.
Aún queda mucho por hacer para alcanzar condiciones laborales igualitarias en Costa Rica, especialmente en un contexto de cuarta revolución industrial, donde la tecnología y la inteligencia artificial están transformando el mundo del trabajo y la producción. Es fundamental garantizar que las mujeres no queden rezagadas en estos cambios y que cuenten con las mismas oportunidades para crecer y desarrollarse profesionalmente.
Desde la Escuela de Trabajo Social de la ULICORI, queremos sumarnos a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, fomentando espacios de reflexión y diálogo que nos permitan analizar los avances y desafíos en materia de derechos laborales y equidad de género.
Como academia, asumimos el compromiso de promover el pensamiento crítico y la construcción de conocimiento que contribuya a la transformación social. Creemos en la importancia de generar procesos de reflexión colectiva, donde estudiantes, docentes y la comunidad educativa en general puedan debatir sobre las condiciones laborales de las mujeres, la brecha salarial, la distribución de los cuidados y la necesidad de políticas públicas que garanticen la igualdad de oportunidades.
Asimismo, reconocemos el papel fundamental de la educación superior en la formación de profesionales con sensibilidad social y perspectiva de género, capaces de incidir en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Por ello, reafirmamos nuestro compromiso con la investigación, la docencia y la acción social como herramientas clave para visibilizar las desigualdades y generar propuestas que fortalezcan los derechos de las mujeres en el ámbito laboral y social.
En este día de conmemoración, invitamos a toda la comunidad académica a participar activamente en estos espacios de diálogo y a seguir impulsando el cambio desde la educación y la acción social.