Universidad Libre de Costa Rica
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Juan Carlos Rojas Ramírez: educador musical de la ULICORI y guardián de la música costarricense
Juan Carlos Rojas Ramírez, reconocido compositor, arreglista, instrumentista y educador musical de la Universidad Libre de Costa Rica, ha consolidado una trayectoria dedicada al rescate de la música costarricense y a la formación de nuevas generaciones de músicos. Su obra refleja un profundo compromiso con la identidad cultural y con la educación musical.
Formación musical
La vida de Juan Carlos Rojas Ramírez ha estado acompañada por la música. Desde muy pequeño inició su camino musical al pedir a su familia un acordeón, el cual se convirtió en su puerta de entrada a este mundo con canciones como “La Guaria Morada”, “Amor de Temporada” y “Caña Dulce”.
Aunque su aprendizaje comenzó de manera empírica en el colegio, un docente al ver que tocaba piano, guitarra, acordeón y bajo, lo animó a estudiar música en la Universidad Nacional. Mientras combinaba el colegio con las clases musicales en la Universidad, hizo sus acercamientos a la composición.
Esa etapa fue el inicio de una trayectoria que combinaría la música popular, la religiosa y la educación. Sus días estaban rodeados de hacer arreglos, estudiar piano, estudiar dirección coral, componer música infantil y demás. Era un mundo en el que pasaba todo el día involucrado en la música.
Años después, ingresó a la ULICORI, donde completó su licenciatura y posteriormente, continuó como educador. Juan Carlos Rojas afirma que la institución ha sido un lugar fundamental para la música del país al ser la casa de enseñanza de grandes músicos.
En la ULICORI ha consolidado su pasión por la composición musical y dirección coral, dos áreas que considera el corazón de su carrera. Sin embargo, el título de compositor es con el que se identifica más. Afirma que la madurez musical llega con el tiempo, prueba de ello ha sido componer todos los días, permitiendo que tenga la autoría de más de 60 himnos y más de 400 canciones de diferentes géneros como música típica, religiosa, escolar, popular y poemas sinfónicos.
Composiciones y su significado cultural
El rescate por la identidad nacional es uno de sus motores como compositor. En este sentido, él enfatiza la importancia de los himnos para escuelas y colegios, puesto que para Juan Carlos Rojas, una institución sin un canto propio carece de un símbolo importante que refuerce su sentido de pertenencia. Con entusiasmo, siempre está dispuesto a ayudar a las instituciones que lo solicitan.
Entre sus composiciones más significativas destaca La Fiesta, una canción que pertenece a un concepto que él mismo definió como “parrambito”, una fusión entre la parrandera y el tambito, la cual es una mezcla que busca unir la música tradicional costarricense y evitar confrontaciones.
El Himno al Padre
Uno de sus proyectos más emblemáticos es el “Himno al Padre”, cuya inspiración se remonta a su niñez, al pensar que debía existir un canto para homenajear a los padres, así como existe para las madres.
Aproximadamente 20 años atrás, presentó oficialmente el himno al Ministerio de Educación, sin embargo quedó archivado. Posteriormente, en su libro 100 cantos para la educación y la vida, lo incluyó con otro nombre, “Romance al Padre”.
Finalmente, el MEP lo oficializó con su nombre actual, y se dio la presentación oficial y la primera entonación el 14 de junio de 2012, en el Salón de Ex Presidentes de la Asamblea Legislativa. El hacer oficial el himno convirtió ese momento en uno de gran emoción dentro de su comunidad, donde se interpretó con coros escolares y bandas.
El reconocimiento de su trayectoria
Juan Carlos Rojas Ramírez ha recibido numerosos reconocimientos, como el premio Músico Nacional del Año, el Premio Nacional Mauro Fernández o ser declarado Ciudadano de Honor de Heredia, ante lo cual se encuentra agradecido y motivado a seguir en sus esfuerzos de reforzar la identidad del pueblo costarricense. Destaca el Premio Omar Dengo, de la Universidad Nacional, puesto que lo considera como una distinción por su trayectoria en su carrera de educación, además de su aporte cultural.
Sin embargo, considera que el mejor reconocimiento es el escuchar a los niños cantar sus himnos, por ejemplo, cuando le llaman de Guanacaste para que los escuche por teléfono es de gran alegría y orgullo, puesto que para él, “una escuela que canta, es una escuela feliz”.
Música e identidad
Para el compositor, la creación musical tiene un papel central en la educación y en la cultura del país al reforzar la identidad y el sentido de pertenencia. Destaca el rol de la ULICORI como pilar de la cultura, donde es fuente de talento musical que continúa promoviendo la cultura, por ejemplo, con estudiantes componen himnos para escuelas de diferentes lugares de enseñanza.
Afirma que cada himno que nace y se canta en una escuela fortalece la cultura y educa en valores. Por eso, se muestra convencido de que su misión es compartir y rescatar la música tradicional. “Me gustaría que me recordaran como un guardián de ese patrimonio, como un compositor que no dejó que se perdiera la música costarricense”, menciona.
A sus estudiantes busca enseñarles que antes de ser músicos, deben ser personas, puesto que la música es un medio poderoso de transmitir valores, y por eso deben buscar difundir el mejor mensaje y enseñanza.