Rodrigo Fajardo: estudiante de la ULICORI con una historia de resiliencia, música y vocación

Rodrigo Fajardo, estudiante de la carrera de Enseñanza de la Música en la ULICORI tiene una historia marcada por la pasión, el esfuerzo y la capacidad de transformar la adversidad en oportunidades. Su recorrido no ha sido lineal: comenzó en el sector turístico, pero las circunstancias lo llevaron a redescubrirse en la música, donde encontró su verdadera vocación. Hoy, es fundador y director de la academia musical Music Colors, localizada en Cartago, la cual crece de forma orgánica gracias a su visión, trabajo constante y amor por su labor.

El origen de una vocación

La música siempre había formado parte de la vida de Rodrigo, pero su plan profesional inicial había sido el turismo. Con el tiempo, se dio cuenta de que no quería dedicarse a esto toda su vida, sin embargo fue durante la pandemia —y el fuerte impacto que esta tuvo en el sector turístico— cuando la música comenzó a tomar más protagonismo en su vida, y  comenzar a ofrecer clases particulares de música, un proyecto que con el tiempo se convertiría en su propia academia.

La creación de la academia fue, en un inicio, casi accidental. Rodrigo no tenía planeado abrir un espacio propio, principalmente por la falta de tiempo. No obstante, al comenzar a impartir clases virtuales de manera individual, la respuesta fue tan positiva que la cantidad de estudiantes empezó a crecer.

Posteriormente, tuvo la iniciativa de dar clases presenciales en la academia de un colega, sin embargo, cuando llegó al local, se encontró con una sorpresa: su colega, que estaba junto con el encargado del lugar, le indicó que ahora él se encargaría de alquilar el local para su propia academia. Rodrigo no tenía un plan definido, pero aceptó este reto.

 

Con una guitarra y una banquita inició su proyecto, al que pronto se sumarían más estudiantes. Con el tiempo, fue adquiriendo lo necesario: una pizarra, sillas, instrumentos, y finalmente contrató a más profesores. Hoy, la academia cuenta con más de 50 estudiantes y seis docentes especializados en batería, bajo, violín, piano y otros instrumentos.

Un accidente que transformó su vida

Cuando su academia llevaba un tiempo de crecer, Rodrigo iba con su bicicleta de su casa a la academia, cuando un carro le atropelló. El diagnóstico fue desalentador, el médico le había indicado que probablemente no podría volver a tocar la guitarra. 

Sin embargo, decidió no rendirse, y con el apoyo de su familia, comenzó un proceso de terapias físicas, pero también una reorientación de su enfoque musical, puesto que para Rodrigo, si no podía tocar la guitarra, iba a aprender cantar.

Aunque su recuperación fue lenta y dolorosa, Rodrigo retomó su habilidad con la guitarra. Según él, fue la disciplina, su deseo de componer y de conectar a través de la música, así como el apoyo incondicional de su familia, colegas y estudiantes, lo que le permitió recuperar el control de sus manos. Y gracias a su esfuerzo, Rodrigo considera que tras el accidente, es un mejor guitarrista.

Una academia que crece de forma natural

El crecimiento orgánico de la academia se ha sostenido gracias al fuerte respaldo y la recomendación constante de la comunidad, así como por el ambiente laboral, puesto que, más que jerarquías rígidas, en Music Colors prevalece un espíritu de compañerismo y colaboración entre docentes y estudiantes.

Esta positiva respuesta se evidenció en uno de los momentos más memorables para Rodrigo: el concierto estudiantil organizado por la academia, al que asistieron más de 300 personas, demostrando el impacto y la conexión que han logrado con su entorno.

 

La academia no solo enseña música, sino que también ha transformado vidas. Rodrigo relata cómo estudiantes que antes temían hablar en público, ahora pueden cantar frente a cientos de personas, y cómo personas de 3 hasta los 76 años, han encontrado nuevos propósitos en la música.

El valor de la formación académica y humana

Rodrigo resalta que la formación recibida en ULICORI no solo le ha proporcionado herramientas académicas, sino que también le ha ofrecido valiosas lecciones para la vida. Destaca especialmente el enfoque humano de muchos de sus profesores, quienes no solo imparten sus clases con paciencia y empatía, sino que también acompañan y apoyan a los estudiantes que atraviesan momentos difíciles.

Mirando al futuro, Rodrigo quiere seguir expandiendo su academia, incorporar más docentes, y dar oportunidades a quienes tienen vocación por enseñar y por la música. También continúa desarrollando su carrera como artista, donde desea continuar trabajando en su música original, mejorar su marca personal y que sus canciones ayuden a quienes están atravesando un momento difícil, así como la música le ayudó a él.

Rodrigo Fajardo es un ejemplo de cómo la pasión y la resiliencia pueden transformar vidas. El mensaje que él desea compartir con el resto de la comunidad es: sigan esforzándose, motiven a los demás y no se rindan. Su historia es una invitación a perseguir los sueños, incluso cuando el camino se vuelve difícil, porque como él mismo afirma: “Si yo pude, cualquiera puede”.

Para seguir su camino musical

Para seguir su proyecto y su evolución tanto en la academia como en su carrera artística, acceda través de sus cuentas en Instagram:

📍@music.ccolors

📍@rodrimusic.cr